viernes, 7 de septiembre de 2012

LILITH: LA MUJER ORIGINAL, MADRE DE DEMONIOS


 


La de Lilith es un mito que me cautivó desde el primer momento. Tanto que inspiró en parte a la heroína-villana de mi primera novela y directamente la convertí en la mala principal de la tercera. La mujer original, anterior a Eva. Tan bella que ni siquiera el mismo Yaveh pudo sustraerse a su encanto y fue seducido por ella. La primera fémina transgresora, que abandonó el Edén y a su marido por no entenderse inferior a él. Rebelión contra el machismo en los albores de la Civilización. Miles de años antes del surgimiento de los movimientos por la igualdad de la mujer. Madre de demonios, diablesa ella misma, emparejada con Samael, el mismísimo ángel rebelde que crearía su propia leyenda tras alzarse contra su creador.

Una pareja ideal. El retador y la seductora de Yaveh. Diablo y Diabla, mitades gemelas que, juntas, conforman al portador del fuego que regenera abrasando en la tradición luciferina.

Lilith resulta un auténtico ídolo para la que escribe. Erótica, oscura, fuerte, independiente… ¿Cómo no elevarla a tal categoría una escritora enamorada de lo más tenebroso e instintivo del alma humana? No podía dejar de dedicarle un artículo en mi blog. El texto que vais a leer no salió de mi pluma no obstante. Por cuestiones de tiempo –no dispongo de todo el que me gustaría-, me he limitado a buscar entre los que en Internet tratan acerca de su figura, subiendo el más convincente que encontré. La única aportación personal ha sido la corrección ortográfica –que faltas habían unas cuantas en él-. Espero que os guste.

Ana Negra. 

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Lilith la primera compañera de Adan

Según consta en la literatura hebrea, Lilith fue la primera esposa de Adán. En sumerio, la palabra "Lil" significa "Aire." El término más viejo relativo a Lilith sería la palabra sumeria "Lili" (plural "Lilitu"), que parece inferir la misma definición que nuestra palabra "espíritu". En muchas culturas antiguas, la misma palabra para "aire" o "aliento" era usada para "espirítu."

Lilith estaba hecha con arcilla, igual que él. Era hermosa y libre. Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith se negaba, considerando que la postura recostada que él exigía era ofensiva para ella. ¿Por qué he de recostarme debajo de ti? - preguntaba - Yo también fui hecha de polvo y, por consiguiente, soy tu igual". .
La salida del Paraíso

Lilith no obedeció la orden de sumisión que le impusieron; pensaba que era igual a su marido, que tenía los mismo derechos que él porque habían sido creados con el mismo barro, no se sentía inferior, ni débil, ni dependiente. Era una mujer íntegra y como tal quería gozar, al igual que Adán, de la vida y de todo lo que ésta implicaba, incluidos la sexualidad y el erotismo.

Cansada de que Dios no atendiera sus reivindicaciones, decidió abandonar el Paraíso, antes que someterse y renunciar a sí misma. Invocó el Nombre de Dios, innombrable en toda la tradición judía, por considerar que el Nombre verdadero de cualquier ser contiene las características de lo nombrado, y por lo tanto es posible conocer su esencia y adquirir poder sobre ello. Pronunciar el nombre de Dios se convierte, pues, en una osadía suprema, un acto de soberbia mucho mayor que el de hacer directamente oídos sordos ante sus mandatos; algo, en fin, demasiado grave. Abandonó volando el Paraíso con unas alas que el mismo Dios la dio (de ahí su semejanza con los súcubos).

Luego tomó residencia en una cueva en las costas de Mar Rojo, donde hasta éstos días se encuentra según la leyenda. Ella acepta a los demonios del mundo como amantes, y desova muchos miles de niños demonio, fue llamada Madre de los Demonios, —esposa de Asmodeus, el Rey de los Demonios. 

Adán, mientras tanto, halló que él lamentaba la partida de Lilith. Fue con Yaveh y expuso su caso pidiendo el retorno de Lilith. Yaveh concordó que una criatura del Edén no debería partir tan fácil del reino, y dispuso tres ángeles para recobrarla.

Éstos tres, Senoy, Sansenoy, y Semangelof, pronto encontraron a Lilith en su cueva y le exigieron su retorno con Adán por órdenes de Yaveh. Si se rehusaba, le informaron, matarían a un ciento de sus hijos demonios cada día hasta que decidiera regresar.

Lilith exclamó que incluso esta suerte era mejor que regresar al Edén y a la sumisión a Adán. Tan pronto como los Ángeles cumplieron su amenaza, Lilith también hizo una terrible proclamación. En respuesta por el dolor inflingido, mataría a los hijos de Adán. Juró atacar a los niños, e incluso a sus madres, durante el nacimiento. Juró también que los recién nacidos estaban en peligro de ser objeto de su ira, las niñas por veinte días y los niños por ocho. No solo esto, sino que también atacaría a los hombres en su sueño, robándoles su semen para dar nacimiento a más niños demonio, que reemplazarían a esos asesinados cada día.

Ante la negativa de Lilith de regresar con Adán, Dios decidió dar una nueva compañera a su creación pues proclamo que "No es bueno que el hombre esté solo", creó a Eva a partir de una de sus costillas, y por lo tanto sumisa al hombre -obsérvese el machismo de la época-.
Lilith como Reina de los Vampiros
A partir de esta narración, a Lilith se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para estrangularlos después.

Algunas tradiciones cuentan, que entre el cabello de Lilith se encuentran, enredados, los corazones de los jóvenes que sucumbieron a su hechizo. 

Esa condición diabólica de Lilith le ha llevado a ser también la Reina de los Vampiros. No sólo mantiene relaciones sexuales con hombres a los que después asesina, sino que también se alimenta de su sangre. Es en esa encarnación donde Lilith se asimila a diferentes divinidades y monstruos femeninos presentes en la mitología clásica: Lamia, Empusa y las lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las harpías y las estriges, también macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las erinias o furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras ancianas habitantes de los infiernos. En todas estas figuras se repiten las alusiones a muerte de hombres y niños.

Otras referencias mitológicas afines a Lilith se pueden encontrar en la Brunilda de los Nibelungos, o en la diablesa babilonia Lilu. La misma Reina de Saba de Salomón es un trasunto de Lilith. Etimológicamente viene del hebreo layil, (noche), y aparece representada como un demonio nocturno peludo o como una mujer de cabellos muy largos.

En la Biblia aparece una fugaz alusión a Lilith. En Isaías 34,14 se explica con todo detalle cómo Dios con su espada mata a todos los habitantes de Edom, lugar poblado por enemigos acérrimos de los judíos, y que allí quedan como dueños y señores los animales. Buitres, serpientes... y Lilith. "También allí Lilith descansará y hallará para sí lugar de reposo". Lilith ha sido traducido por lechuza o ardilla, evitando toda referencia a la figura precedente de Eva. En nota al pie se hace constar: "Los hebreos creyeron que significaba un ser diabólico, en forma femenina, noctívago, espantajo de la fantasía popular".

Las variaciones del mito llevan a Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva (abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o a asimilarla con la propia serpiente del Paraíso dando cuerpo de serpiente mientras Satán daba cara humana y la voz que sedujo a Eva (como en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina). Un relato de Primo Levi nos recuerda que Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo comandando una corte de demonios. Y otra tradición afirma que Samael, luego Satán, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos seducen a Eva para que engendre a Caín.

2 comentarios:

  1. Lilith siempre ha sido y será una de las criaturas más emblematicas de la historia, biblia o simplemente cuento ya que representa la seducción y no sólo del hombre sino también de la mujer. Hoy en día ¿qué mujer no quiere ser libre y ser considerada igual que un hombre? ¿Qué hombre no desea que su mujer demuestre fuerza y no sea una sumisa? Quizás hay muchos que no lo desean de ese modo y quieren seguir creyendo que la mujer debe hacer lo que se le ordene, de otro modo es desobediente y merece castigo tal y como lo mereció Lilith. Pero las mujeres despiertan cada vez más pronto y a una edad más temprana sin siquiera saber de Lilith, sin pensar que ella fue la primera en rebelarse.
    Ella es un persona importante e increible que definitivamente seduce de uno, u otro modo, se impone y se considera igual a cualquiera. En otras palabras, ella es una ejemplo a seguir. Y si la humanidad la considera un demonio es porque en aquellos tiempos quien se rebelaba a lo impuesto por el hombre era considerada de esa manera por la arrogancia del genero opuesto.

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  2. Esa es la versión feminista del mito, pero éste es mucho más rico en significados. Los wiccanos concibieron al Dios y la Diosa, unificando por sexos las diferentes deidades masculinas y femeninas que ha conocido la Humanidad, como figuras arquetipicas interpuestas entre nosotros y el Creador supremo en que ellos creen, pues el concepto de éste resulta excesivo para que lo abarque la mente humana. Una de las funciones que cumplen esa figuras, es la de atribuir género a aquello a lo que invocan, pues algo que no es ni masculino ni femenino nos resulta difícil de concebir.

    Del mismo modo, la figura de Lilith evolucionó hasta representar en la mente de los humanos la parte femenina del Diablo, que igualmente sería un ser sin sexo, diferenciado así en Lilith y Satán. Por otro lado, también representa la antítesis de María. Si ésta es luz y pureza, Lilith es oscuridad y perversión.

    En cualquier caso, es una de las figuras más sugestivas y fascinantes que ha conocido la Humanidad como dices.

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